“Argentina está luchando por su vida”, le dijo el presidente norteamericano Donald Trump a la periodista que le preguntaba por las repercusiones para los ganaderos estadounidenses de su decisión, “no es que beneficie a Argentina, es que están luchando por su vida. No tienen dinero. No tienen nada. Luchan con todas sus fuerzas por sobrevivir”.
Trump no se anduvo con vueltas. Como si eso no bastara para dejar en claro cuál es el verdadero sentido de la “ayuda” yanqui, sus declaraciones confirman el carácter carroñero del imperialismo y las grandes multinacionales. Cuando ven un país herido que hace rato está sufriendo, se lanzan a llevarse lo poco que queda. Es el mismo mecanismo de siempre: ofrecer dólares a cambio de más ajuste, más saqueo y mayor dependencia. No hay “ayuda” que no tenga de fondo la exigencia de pagar la deuda, abrir el mercado a sus empresas y garantizar negocios para sus fondos buitre y multinacionales.
En este contexto, Milei aparece como el presidente dispuesto a entregar todo, a costa de lo que sea. Su política es funcional a los mandatos de Washington y Wall Street: ajuste, reforma laboral, privatizaciones y garantía de repago de la deuda. No hay independencia ni defensa nacional, solo sumisión y saqueo. El respaldo abierto de Trump y el combo del FMI son la confirmación de que con Milei, Argentina camina directo a la catástrofe social, económica y ambiental.
La matriz extractivista sigue viva y coleando. Se lo ve en el saqueo del litio: mientras las multinacionales como Tesla, Livent y Toyota se llevan el mineral con regalías ridículas y condiciones fiscales de fantasía, los pueblos originarios son reprimidos y las comunidades pierden el agua y el territorio. Todo avalado por un Estado que solo responde a los intereses de afuera, con leyes hechas a la medida de los grandes capitales.
Los cómplices y los tibios
Pero ojo, Milei no está solo en esto. No sería posible semejante entrega sin la complicidad de los que hoy hacen demagogia electoral, pero después garantizan cada pacto de sumisión. Hay que decirlo con nombre y apellido. Estos dos años, Milei pudo gobernar con el apoyo en el Congreso de los macristas, radicales y los gobernadores de Provincias Unidas. Estos últimos son los primeros en convalidar la entrega nacional. Pero tampoco son los únicos. El 10% de los diputados peronistas se vendieron y le votaron a Milei leyes claves. Sin expulsar a ninguno de los “peronistas con peluca”, algunos todavía participan en las listas, por ejemplo, el gobernador Osvaldo Jaldo y el “pro vida” Juan Manzur en Tucumán a quien el propio Milei calificó como “héroes” por su apoyo a las medidas de ajuste exigidas por el FMI y las cámaras empresarias.
Sergio Massa, uno de los armadores de Fuerza Patria, considerado un empleado de la embajada norteamericana, fue uno de los arquitectos del consenso extractivista que hoy permite el saqueo de los recursos estratégicos. Estabilidad fiscal a 30 años para las multinacionales, concesiones ilimitadas y leyes a medida del capital extranjero. Mientras tanto, la minería del litio genera apenas el 0,06% del empleo privado, pero destruye comunidades y humedales. Todo para que los dólares se vayan a pagar la deuda y llenar los bolsillos de los fondos buitres.
Axel Kicillof es otro caso, hace unos meses se indignaba y llamaba al acuerdo con el FMI una “estafa piramidal”, pero después en campaña, salió a mostrar “responsabilidad de Estado” y dice que no pagar la deuda sería infantil. Entre 2019 y 2025, solo en intereses al Fondo se fueron US$12.441 millones. Plata que podría haber servido para garantizar alimentación, salud y educación a millones de chicos y chicas que hoy sufren hambre y pobreza. Pero el peronismo prefiere pagarle al Fondo antes que garantizar derechos básicos. Hablan de “techo, tierra y trabajo” mientras perpetúan el sometimiento.
Itaí Hagman, dirigente de Patria Grande y candidato de Fuerza Patria, tampoco se salva del archivo. Fue clave en 2022 para que el Congreso aprobara el acuerdo con el FMI, cediendo su lugar en la Comisión de Presupuesto y después absteniéndose en la votación. Así se legalizó la deuda fraudulenta de Macri, a pedido de Alberto Fernández. Ahora se disfraza de opositor, pero la realidad es que acompañó todos los presupuestos de ajuste firmados con letra chica del FMI. No se puede construir nada emancipador con los que habilitan el saqueo y después posan de luchadores.
La guinda del postre la ponen los Mayans, Insfrán y compañía, que no solo se cruzan de brazos mientras Milei ajusta, sino que hasta comparten actos con la progenocida Victoria Villarruel. Todas las intervenciones del peronismo tienen un objetivo: que Milei llegue a 2027, aunque eso signifique más ajuste, más pobreza y más entrega. Mientras tanto, la CGT y la CTA siguen cuidando la gobernabilidad y se niegan a llamar a un paro general. Así no se enfrenta al imperialismo ni al ajuste.
Enfrentar al imperialismo en las urnas y en las calles
Frente a este panorama, la única fuerza que se planta de verdad es la izquierda. No es con quienes pactan con el Fondo, ni con los que avalan el extractivismo ni con los que callan ante el saqueo. Hay que enfrentar a Milei y a Trump en las urnas y en las calles, como lo viene haciendo el Frente de Izquierda. La historia no se cambia con tibieza: se cambia poniendo el cuerpo en la calle y en las urnas, con un programa propio de la clase trabajadora. Hay que declarar el no pago de la deuda externa y la nulidad de todos los pactos de sumisión y construir la fuerza social y política capaz de imponer un programa de defensa nacional que ponga los recursos del país al servicio de las grandes mayorías, termine con la pobreza infantil y garantice una verdadera soberanía popular.
Son elecciones legislativas: la trampa del “mal menor” con la que el peronismo apuesta una y otra vez a impedir una salida independiente de los empresarios y el FMI está más clara que nunca. Como afirma Myriam Bregman, candidata a diputada nacional, por el FITU: “Estamos en un punto de inflexión que es un gobierno que ya está terminado. Ahora hay que empezar a debatir cómo se sale de esto para que las consecuencias de todo lo que Milei destrozó y destrozará mientras pueda, no las pague de nuevo el pueblo trabajador, no queden como carga… Esto ya lo vimos en el gobierno de Alberto Fernández, donde se terminó ratificando la deuda de Macri. Bueno, dicen el gobierno de Fernández fracasó. Bueno, fracasó por un motivo muy concreto, porque con el FMI no hay salida, eso es así… Yo creo que hay que derrotar el plan de Milei, hay que derrotar el plan del FMI, pero que eso tiene que ser en términos de organización popular, de movilización popular y con una salida donde claramente el programa político y en esto entra el Congreso a jugar muy seriamente, el programa con el que se tomen las medidas que necesariamente va a haber que tomar sea un programa pensado de las necesidades populares”.