4, julio, 2025

Cortes de gas y electricidad. El ajuste energético de Milei golpea a hogares y a la industria

Las bajas temperaturas, pusieron en jaque a nuestro sistema energético, zonas afectadas por cortes de luz y el uso del gas llegando a una situación de emergencia.

Bajo cero 

La llegada de la primera ola polar del invierno 2025 dejó al desnudo la vulnerabilidad del sistema energético argentino tras los recortes presupuestarios y la desinversión que impulsa el gobierno de Javier Milei. Esta semana, las distribuidoras restringieron el suministro de gas a industrias y estaciones de GNC para priorizar el consumo domiciliario, mientras la demanda de electricidad también se disparó hasta romper récords, generando apagones en varias zonas del país.

En el caso del gas, la Secretaría de Energía ordenó privilegiar el abastecimiento de hogares ante la emergencia, interrumpiendo contratos interrumpibles (en su mayoría industrias y estaciones de GNC) en el marco de la ola de frío que llevó la demanda total a 80 millones de metros cúbicos diarios, la más alta en años.

Mientras tanto, el consumo eléctrico también rompió la marca histórica para un mes de junio, superando los 30.000 megavatios. El colapso de la infraestructura —producto de años de falta de mantenimiento y la actual política de recortes— terminó provocando cortes en barrios del conurbano, Rosario, Córdoba y otras ciudades del interior.

El ajuste energético y sus consecuencias

La gestión libertaria decidió recortar drásticamente las partidas de inversión en mantenimiento y obras de infraestructura eléctrica y gasífera, bajo el pretexto de “achicar el Estado”. El resultado es un sistema al límite, incapaz de soportar picos de consumo cuando la temperatura se desploma.

Las empresas energéticas, liberadas de controles, priorizan rentabilidad antes que servicio. Así, frente a la ola de frío, la única respuesta oficial fue restringir el gas a la industria para evitar protestas vecinales por la falta de calefacción.

Es decir, un servicio con tarifas impagables, tras los tarifazos que duplicaron o triplicaron las boletas en estos meses, no puede garantizar un funcionamiento acorde. 

Más ajuste, más vulnerabilidad

La ola polar no es un evento excepcional en la Argentina, sino un fenómeno previsible. Sin embargo, la política de desfinanciar obras estratégicas y la transferencia de recursos públicos al gran capital energético —mientras se recortan subsidios para el pueblo— deja a millones de usuarios en la intemperie.

Milei y su gabinete libertario repiten el libreto de “el mercado lo soluciona”, pero los hogares, los pequeños comercios y las industrias ven cómo el mercado prioriza ganancias mientras el pueblo padece cortes de luz y gas en pleno invierno.

Frente a esto, se hace imprescindible terminar con las privatizadas y llevar adelante un plan energético público, planificado y controlado por la sociedad, que garantice la provisión segura para todos y no solo para quienes puedan pagar precios dolarizados.

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