19, junio, 2025

Alegorías de la manzana

Si hay algo que se consume en enormes cantidades en el mundo son las manzanas. Comemos aproximadamente unos 90 millones de toneladas por año, lo cual equivale a unos 500 mil millones de unidades. Se estima que hay unas 7500 variedades de manzana y que su ancestro común crecía silvestre en los bosques de la cordillera Tian Shan, en Asia Central, cuya principal ciudad tiene por nombre Almaty, que en kazajo significa “el abuelo de las manzanas”. Dicen que allí se la comenzó a domesticar hace unos 7000 años y que se distribuyó por el mundo gracias a la Ruta de la Seda.

Tal debe haber sido su importancia en la Antigüedad que en diversas mitologías las manzanas simbolizaban la inmortalidad. En el poema mesopotámico Gilgamesh, el héroe encuentra manzanas mágicas que otorgan la vida eterna. En la mitología griega, Hércules roba manzanas doradas del jardín de las Hespérides que también confieren inmortalidad. En la tradición nórdica, los dioses mantenían su juventud gracias a las manzanas de la diosa Iðunn, hasta que Loki las roba y comienzan a envejecer. En la mitología celta, la isla de Avalon –cuyo nombre se relaciona con la palabra “manzana”– es un paraíso donde los guerreros reviven gracias a sus frutos mágicos.

Pero las manzanas también tuvieron significados mitológicos negativos. La diosa griega de la discordia, Eris, se enojó cuando no la invitaron a la boda de Peleo y Tetis y, en venganza, arrojó una manzana dorada en el centro de la fiesta, diciendo que sería para la diosa más hermosa. Hera, Atenea y Afrodita trataron de sobornar a Paris, que había sido nombrado árbitro, para que eligiera entre ellas. Finalmente triunfó Afrodita, quien le concedió a Paris la mujer más bella del mundo, Helena de Esparta, dando así inicio a la guerra de Troya. Sin embargo, la manzana quedó en Grecia como símbolo de Afrodita y se ofrecía como regalo al hacer una declaración de amor que, si era recibida, significaba la aceptación.

En las tradiciones monoteístas, las manzanas adquirieron distintos significados. En el judaísmo se comen con miel en Año Nuevo, como deseo de un año dulce y próspero. En el cristianismo medieval se la asoció con el pecado original, aunque la Biblia no especifica cuál era el fruto prohibido. Esta asociación surgió de un malentendido por el doble significado del latín malum, que significa tanto “manzana” como “mal”. Pero en la leyenda de Guillermo Tell, del siglo XV, la manzana adquiere un sentido positivo: al partirla con su ballesta sobre la cabeza de su hijo, el héroe suizo demuestra su habilidad, se libra de sus acusadores y salva a su hijo. Pero aún en los inicios de la Europa moderna, la manzana conserva su connotación bíblica negativa en el cuento de Blancanieves, de los hermanos Grimm, donde representa la traición disfrazada de belleza. Ya en plena era moderna, la manzana pasa a convertirse en un símbolo netamente positivo: representa el conocimiento científico con Newton, la creatividad con Magritte, The Beatles y Apple Inc., y la atracción y riqueza con el apodo de “Gran Manzana” para Nueva York.

Distintos poetas han usado la imagen de la manzana como metáfora de algo positivo. Safo, en la antigua Grecia, la utiliza como símbolo de un amor inaccesible: “Como la manzana dulce que enrojece en lo alto de una rama, / alta en lo más alto, y la han olvidado los que las recogen… / no, no la han olvidado, es que no podían llegar a ella”. El poeta persa Saadi la emplea como metáfora del rostro amado: “Dame la manzana de tu mejilla…”. Lorca la sitúa en un mundo que le permita escapar de los males de la vida, en su “Gacela de la muerte oscura”: “Quiero dormir el sueño de las manzanas…”. William Blake le da un giro más complejo. En el poema “El árbol envenenado”, narra cómo su ira contenida hacia un enemigo crece silenciosamente y se transforma en una manzana brillante y tentadora, que, al ser robada y comida por aquel, lo mata. W. B. Yeats relata una experiencia mágica: pesca un pez que se transforma en una niña resplandeciente con flores de manzano en el cabello, a quien luego busca durante toda su vida para besarla y arrancar las “manzanas plateadas de la luna y las manzanas doradas del sol”.

La palabra manzana, usada para un terreno urbano enmarcado por cuarto calles, deriva del latín mansionem y no del fruto.

Por otro lado, en algunos países se volvió costumbre regalar manzanas a los docentes como reconocimiento simbólico a su enseñanza, aunque se desconoce el origen de esta tradición. Finalmente, un par de refranes con manzanas: “Una manzana al día mantiene al médico alejado” y “Una manzana podrida pudre a las demás”.


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